Desde la llegada de la impresión 3D a la arquitectura, el mundo entendió que las construcciones dejarían de ser lo que son para inclinarse a algo más sencillo, ecológico y obviamente modular. Y es que no se puede considerar el futuro de la arquitectura sin pensar también en el porvenir de la industria de la construcción.
Todo esto pasa por un cambio de perspectiva. La arquitectura, al igual que otras disciplinas, ha empezado a hacerse más consciente de su impacto sobre el medio ambiente. Es por ello que en los últimos años hemos visto como los famosos estudios de esta área se inclinan por formas, materiales y procesos que no lo perjudiquen, preocupándose por buscar soluciones a temáticas como el desperdicio de materiales, los altos costos de mano de obra, los largos tiempos de construcción y los costosos niveles de mantenimiento.
Evidentemente esto hace que cada vez más la balanza se incline hacia la sencillez de lo modular, de lo prefabricado. No obstante, la construcción de este tipo no es un concepto nuevo. De hecho, es un abordaje arquitectónico que lleva desarrollándose desde hace más de medio siglo y que ha ido ha ido evolucionando debido a la necesidad de crear nuevas formas de viviendas de fácil montaje y que estén cada vez más conectadas con las directrices de la arquitectura sostenible.
Arquitectura en evolución constante
Si bien la arquitectura modular es una forma de construcción basada en piezas prefabricadas, ésta es más que piezas tipo Lego. Su enfoque puede plantear soluciones flexibles y creativas frente a necesidades de construcción puntuales y retadoras. De hecho, recientemente la arquitectura modular se ha llevado los honores en todo lo que respecta a la fabricación de hospitales auxiliares o módulos de salud en países como Italia, México y EEUU.
Aunque otrora este tipo de construcción era visto de soslayo, porque se pensaba en ella como algo de baja calidad, lo cierto es que esa visión ha cambiado. En ello ha contribuido mucho, como ya dijimos, la preocupación por lo medioambiental, además de la voluntad de reciclar elementos no constructivos.
Así pues, la arquitectura modular tiene a su favor poder hacerse de piezas como los contenedores y darle un nuevo uso al transformarlos (luego de algunos retoques, claro) en un espacio perfectamente habitable, cómodo y sobre todo accesible. Adicionalmente, y gracias a tecnologías como la impresión 3D, esta ha tomado hasta matices artísticos. Es común ver piezas de arquitectura modular siendo parte de exhibiciones, convenciones y presentaciones de marcas y espectáculos.
Con la casa a cuestas
Pero ni se piense que lo prefabricado es simplemente construcciones básicas tipo contendedores o que pueden armarse al estilo IKEA. La evolución de este tipo de arquitectura ha creado edificaciones que a todos sorprenden al enterarse que son modulares.
Y es que si bien en la arquitectura modular las líneas rectas y lo simétrico proliferan, ello no implica que sea lo único que puede ofrecerle. Un ejemplo genial es el White Desert Hotel de la Antártida, un campamento de lujo para aventureros cuyas cabañas, llamadas Skulpod, son una suerte de iglús prefabricados en fibra de vidrio y recubiertos por dentro con papel tapiz de evento cuero.
Ah, porque si algo hace posible la arquitectura prefabricada, es la construcción en los lugares más insólitos. Y no solo eso, esta permite a quienes son apegados a sus cosas y nómadas de corazón viajar, como el cangrejo ermitaño, con su casa a cuestas.
No, no es una broma. Evidentemente no es fácil, y tampoco barato, pero si es posible. ¿Por qué? Pues porque para mover una casa modular hay que preparar la nueva parcela que la recibirá, trasladar la casa e instalarla de nuevo. Por lo que, si se cansa de ver el mar o la montaña, puede poner la casa en un camión y llevársela para otra parte.
Siguiendo el ejemplo que Banderas dio
La popularidad de este tipo de construcciones se basa en varias cosas: a) son más baratas (claro depende de donde quiera colocarla y que tipo de construcción quiere); son escalables (pueden agrandarse sin problemas); y lo más importante, y lo que más gusta, es que requieren de menos tiempo para su construcción.
Recientemente se hizo noticia el hecho de que un artista de cine como Antonio Bandera adquiriera una casa prefabricada. Pero es que la casa de Banderas no es cualquier cosa. Localizada en Surrey, a 30 km de Londres, la propiedad posee techo a dos aguas, tres plantas y su fachada está construida con paneles de vidrio, que le permiten aprovechar la luz de su entorno.
Hecha con vigas de madera, la vivienda se alza sobre una base de hormigón. Además, la casa de tres dormitorios y cuatro salones cuenta con espacios transformables en estancias más grandes o complementarias. Por si fuera poco, todos los espacios de la vivienda de Banderas están interconectados por soluciones de domótica que facilitan el control de luces, persianas, sistema de alarmas, climatización entre otras funciones.
Como verá, si bien es innegable que la arquitectura ha evolucionado a pasos agigantados, lo modular, no es su última frontera, sino el futuro que nos alcanza.