El nuevo Museo Nacional de Oslo, en Noruega, es el más grande de los países nórdicos, por eso es presentado ante los ojos de los eslavos como un gigante del arte. El edificio que reúne cinco colecciones de arte en sus 56.400 metros cuadrados de superficie es una robusta edificación sobre los fiordos de Oslo, que apuesta a la sustentabilidad y la permanencia en el tiempo.
En una ciudad de medio millón de habitantes que posee más de 50 museos, parecería que el arte ya no tiene mucho más que hacer. Sin embargo, en el centro de la ciudad, se inauguró el 11 de junio de este año, el museo más grande de los países nórdicos. Una estructura impresionante de estilo brutalista que se erige como una fortaleza cercana al puerto de la ciudad.
El Museo Nacional de Arte, Arquitectura y Diseño, resulta de la unión de la Galería Nacional, el Museo del Arte Decorativo y Diseño, el Museo de Arte Contemporáneo y el Museo Nacional de Arquitectura. El resultado es un espacio que concentra 400.000 piezas de arte en una ubicación clave, pues se encuentra en la zona posterior de la sede del Premio Nobel de la Paz.
Una construcción atemporal
Para el diseño de esta espectacular obra, se estableció la firma Kleihues + Schuwerk la cual resulta de la unión del estudio alemán Kleihues + Kleihues con el arquitecto Klaus Schuwerk. La visión del proyecto se orienta a trascender en el tiempo tal como lo han hecho los templos de la Edad Media.
Los materiales utilizados en la construcción, además de concreto, incluyen mármol, roble, bronce y pizarra. Todo con la intención de que el desgaste que brinda el tiempo le dé aún más personalidad a la obra.
El edificio con forma de L tiene un total de 86 salones para exposiciones permanentes que cuentan con iluminación empotrada en los techos, amplios ventanales para disfrutar de la vista de la ciudad y el puerto. Además, el recinto posee pisos de madera y espacios amplios para albergar esculturas y darle libertad a los visitantes.
La cúpula itinerante
La edificación se corona con un ala rodeada por paneles traslúcidos de mármol y vidrio de siete metros de alto. El llamado “Salón Iluminado” brilla durante la noche convirtiéndose en un punto focal de la ciudad.
En este espacio, el museo albergará exposiciones itinerantes de diversos artistas o esculturas e instalaciones de gran escala que conecta con una terraza para el intercambio social y el disfrute de las vistas de la ciudad. La idea es pues que el nuevo museo se convierta en una plataforma turística que ponga a Oslo en la palestra del turismo cultural.
Otro aspecto interesante sobre este museo es que es parte de una serie de construcciones que le han dado un vuelco embellecedor a la capital noruega. La construcción cultural comenzó en Oslo en 2008 con la Ópera y Ballet Nacional de Noruega, a la que le siguió el museo de arte privado Astrup Fearnley en 2012 y, más tarde, la Biblioteca Deichman y el Museo Munch.
A esta labor de refinamiento de Oslo se le sumó el nuevo Museo Nacional, que es el quinto pilar debajo del cual esta ciudad entierra un pasado de las carreteras y las vías del tren elevadas y las pilas de contenedores al borde de su fiordo, para darle paso a edificios culturales y sostenibles que pretenden catapultarla a estándares más elevados en el mundo.