La música clásica tendrá un nuevo hogar en Londres y se espera que sea colosal. Una gigantesca pirámide retorcida será la nueva sede de la London Symphony Orchestra en una ciudad, que si bien se puede catalogar como una de las más efervescentes en su oferta cultural, tiene que remediar su resago en cuanto a un auditorio acorde a los nuevos tiempos.
El desempeño de las orquestas sinfónicas a nivel mundial ha traído una democratización de la música clásica. Esto además ha hecho que la percepción de esta sea cada vez menos elitesca y más accesible a un nuevo público hambriento de oír las sagradas melodías que antes sólo enmoraban a los oídos más cultos.
Alianza en pro de la música
Todo este movimiento también incluye a la ciudad de la Reina Isabel, que acostumbrada a hacer todo por lo grande, presenta a través de una alianza entre la London Symphony Orchestra, Barbican y la Guildhall School of Music & Drama un ambicioso proyecto de 332 millones de euros diseñado por el estudio Diller Scofidio + Renfro que promete nada más y nada menos, que un aforo de 2.000 butacas con una acústica perfecta.
El nuevo Centro para la Música (London Center Music), será construido en la sede del actual Museo de Londres, el cual ya comenzó su mudanza –que terminará en 2.023- al mercado de Smithfield. El espacio fue cedido por la London City Corporation y completará el eje cultural de la ciudad que incluye la Tate Modern al norte, el Punte del Milenio y la Catedral de San Pablo.
La casa del ritmo
La edificación tendrá la forma de una pirámide retorcida y se conectará con el interior del Barbican, creando un espacio abierto en el que se realizarán programas culturales públicos, con el propósito de mantener un tráfico permanente de visitantes tanto de día como de noche.
En la zona inferior de la pirámide, se alojará la nueva joya de la corona: un auditorio con una capacidad para 2.000 butaca con una acústica perfecta, visibilidad para fines educativos y la suficiente flexibilidad como para ajustar el espacio a actividades musicales un poco menos clásicas.
En los niveles superiores, una plaza, restaurantes y en la punta de la pirámide, el Coda. Este será un espacio íntimo dedicado a conciertos de jazz, eventos y espectáculos contemporáneos con vista a la Catedral de San Pablo desde donde se podrá apreciar gran parte de la metrópolis.
La presentación de este proyecto, se realiza en un momento políticamente álgido para la ciudad y el país. La inminencia del Brexit ha resultado en una polémica sobre la pertinencia de esta obra. Sin emabrgo, todo el presupuesto requerido para su ejecución se atribuye a donantes, lo que ha aliviado la tensión al respecto.